¡No corré!

El tiempo no cede. No te deja volver atrás. No se plantea saciar tu ansia de asomarte al balcón de abril. No puedes ir más allá que al ahora, justo cuando el incienso perfuma y calienta el frío de las paredes, revestidas de infinitos cuadros imperecederos. El olíbano se mezcla entre el refrito, cocinado tras una barra anciana que celebra con gran regocijo cada golpe de cristal espumoso.

No hay amigos sin tertulia. Ni tertulia sin amigos. No hay móviles. Solo una televisión que nos devuelve lo que el tiempo se resiste a entregarnos. Gobierna el hoy. Y hoy, nuestras tabernas, ya suenan a redobles de tambores y a las cornetas de siempre.

Pasada ya la medianoche, un contertulio hace la última llamá a ese camarero convertido en parroquiano:

Cuando puedas, ponnos la espuela... ¡Y dale menos paso al minutero!

Jesús Hepburn Hernández