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Entrevista a Antonio Bejarano: "Para mí vestir a la Hiniesta significa vestir mi infancia".

El Penitente
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Entrevista a Antonio Bejarano:

Antonio Bejarano es actualmente un referente en el arte de vestir a la Virgen. Por tradición familiar, es hermano desde que nació de la Hermandad de la Macarena, y por iniciativa propia, lo es de la Hermandad de los Servitas, de la Pastora de Capuchinos y del Silencio de Sanlúcar de Barrameda. Posteriormente se hizo también hermano de la Hermandad de San José Obrero, y ello, después de que la corporación le designase cartero real de las hermandades del Viernes de Dolores y del Sábado de Pasión, estrechando así los estrechos vínculos que le unían a la hermandad.

En Sevilla actualmente es vestidor de la Pastora de Capuchinos, la Virgen de los Desamparados del Parque Alcosa, Padre Pío, San José Obrero, San Gonzalo, San Vicente, Vera-Cruz, Cristo de Burgos, Cigarreras, Valle, Los Gitanos, Montserrat, Carretería, Cachorro, Santo Entierro y Servitas. También viste a dolorosas de hermandades en la provincia de Córdoba y en su capital, así como en corporaciones de las provincias Huelva, Málaga, Granada, y en Cádiz (Sanlúcar de Barrameda). Además, recientemente ha sido nombrado vestidor de la Virgen de la Hiniesta.

- ¿Qué es para Antonio Bejarano la Semana Santa?

Para mí la Semana Santa es una muestra de religiosidad, mezclado con popularidad, arte y con la explosión de todos los sentidos, porque concurren tanto el olfato, el gusto con la gastronomía, el oído con los sonidos y los silencios… Pero primordial y básicamente es una demostración religiosa. También entiendo que la Semana Santa, cuando es de forma tradicional, no como este año 2020, sino con sus procesiones, es una manera de mostrar arte de un montón de siglos en la calle con muchas disciplinas artísticas: desde la pintura, la orfebrería, el bordado, la floristería, las tallas e imaginería, etc. Es una explosión de los sentidos.

- ¿Cómo fueron tus inicios como vestidor?

Pues mis inicios fueron un poco como sin esperarlos, y, de hecho, muchas veces me lo sigo planteando. Empecé en la Pastora de Capuchinos colocándole la mantilla a la Pastora, porque las Hermanitas de la Cruz, que eran sus camareras y vestidoras, el día 5 de enero tenían que volver antes al convento para que las niñas internas comiesen para prepararse y después irse a ver la Cabalgata de Reyes. Y de las dos monjitas que siempre van, una se volvió y de los que estábamos allí me dijo que si me atrevía a ponerle la mantilla.

A partir de ahí, pues ya vinieron esporádicamente imágenes que vestía por circunstancias, como la Esperanza de Bollullos del Condado, de la Hermandad de la Vera-Cruz, que es la Virgen que llevo más tiempo vistiendo, porque la Pastora fue algo intermitente. Su anterior vestidor, Manolo Tobaja, tenía una reunión de trabajo y me pidió que fuese. Yo pensaba que iba a ser ese día y se acabó… Y desde entonces pues han pasado ya casi 30 años. Son una hermandad a los que considero una familia, porque han estado siempre conmigo y yo siempre con ellos. Son gente muy buena y muy noble, y sobre todo y por encima de todo Manuel Jesús y Marisol, como prioste y como camarera, aunque han pasado otros muchos que son geniales y gente muy buena. Ellos llevaban allí desde antes, y llevamos ya juntos muchos años.

- ¿Quién fue tu principal mentor?

Como inspiración todos los grandes maestros, porque han sido personas importantísimas y relevantes en este sector. Tanto los hermanos Garduño, como Fernando Morillo, Paco Morillo, Antonio Adriano, y por supuesto personalmente Antonio Fernández (Fernand) y Pepe Asián. Con ellos tuve una vinculación muy cercana durante muchos años, aunque después con Pepe Garduño también tuve una bonita amistad hasta el fin de sus días.

Como cercanía y trato directo: Antonio Fernán y Pepe Asían; como admiración: a todos esos grandes maestros que he nombrado. Siempre ha existido el debate de las túnicas bordadas o lisas.

- ¿Cómo considera Antonio Bejarano que deben ir vestidos los titulares cristíferos?

Yo no tengo ningún debate, porque si en los misterios la forma de destacar a Dios por el resto de los romanos, sanedritas, etc., es vistiendo al Señor de oro con esas túnicas, que además todas esas piezas tienen un significado, o al menos las antiguas la tenían. Y por supuesto, con las potencias, que le dan el rango de divinidad. No hay ningún debate. Yo siempre te diría que cristos con túnicas bordadas, y, por supuesto, con las potencias, porque es el rango que les diferencia del resto de personajes.

Tenemos que ver que los pasos son una catequesis, una escena teatral, y dentro de ese teatro hay personas que a lo mejor no saben diferenciar cuál es el auténtico protagonista. Y esa es la razón, aparte del sentido teológico y todo lo que hay con el significado de divinidad que tienen los rayos de las potencias. Y, por supuesto, lo que he dicho antes de la explicación de los cardos y todas las ramas y plantas que llevan ese tipo de túnicas.

- Sin embargo, la realidad es, que a la hora de procesionar, existe debate en relación con la forma de vestir a las imágenes cristíferas (túnica bordada o lisa). ¿Por qué no existe este debate con el atuendo procesional de las Vírgenes? Si una Virgen tiene un manto bordado de salida rara vez se debate entre el manto bordado o liso…

Al igual que para vestir a la Virgen nadie se plantea sacarla con un manto liso, a no ser que esté en el taller de restauración o se esté confeccionando, antiguamente es verdad que se sacaban los mantos con las partes que se iban bordando. Entonces un año a lo mejor llevaba bordado el nervio central, otro año la delantera… En el caso de los cristos, yo creo que como tienen menos cambios a lo largo del año, y también la malinterpretada movilidad “que parece que está andando”, pues por eso se ha efectuado este debate. Para mi es inconcebible que una imagen que tenga tres o cuatro túnicas bordadas saque una lisa. Yo eso no lo concibo. Tenemos el caso de la Virgen de la Hiniesta, que un año por circunstancias extraordinarias, sacó el palio liso y vestida de hebrea a la calle. Por lo demás, siempre de bordado.

- ¿A qué imagen te gustaría vestir que no lo hayas hecho aún?

Sinceramente no tengo imágenes que me gustaría vestir. Es verdad que hay imágenes que dices, “Dios mío, esto sería…”. Pero es que lo que estoy es agradecido a las hermandades que han confiado en mí, que son muchas gracias a Dios, y solamente puedo estar agradecido a lo que hago. Sería muy infeliz pensar en algo que no ha llegado y que no sé si algún día llega, si no llega, pensar en imágenes que sí, que no… Yo lo que tengo que estar es agradecido con las imágenes que tengo y disfrutar con ellas para que de la forma que esté en mis manos poder presentársela de la mejor manera posible al devoto. Esa es la intención, estar agradecido.

- ¿Un vestidor reza a la vez que viste a una imagen?

Evidentemente cuando uno viste a una imagen, no solo la viste el vestidor… Hay un equipo de camareras, de priostes, de personas vinculadas a la junta, que suelen estar en ese proceso más bien íntimo, pero es un engranaje, entre todos, desde las camareras con el tema de las enaguas, tenerlo todo preparado, los priostes decidiendo la ropa que se le vaya a poner, consultando siempre al vestidor, este ejecutando y creando dentro de las posibilidades que se le den…

También aportar, por supuesto, porque hay gente que tienen mucha idea, pero a lo mejor no están los materiales en concreto, o simplemente no tienen idea, pero te dan un matiz. Pero, al fin y al cabo, el que al final pone toda la carne en el asador es el vestidor. Yo lo que se entiende por rezar no lo hago casi nunca, porque lo que estoy es concentrado. Después sí, o incluso antes, pero durante ese tiempo no, porque lo que tengo que estar es concentrado y hacer un trabajo de la mejor manera posible.

- ¿Está afectando a los vestidores la crisis económica provocada por el Covid-19?

Yo creo que el Covid-19 está afectando a todos. Incluso a los devotos, porque muchas veces me cuentan en hermandades que hay gente que no van si quiera, ni a las misas, ni a ayudar a los montajes dentro de lo que se puede hacer… Cuando algo se queda paralizado, normalmente todo se paraliza, nunca mejor dicho. Entonces claro, afecta a los vestidores, orfebres, tallistas, floristas, a la cera, capataces, las bandas…a todos está afectando esta pandemia. Pero también es verdad que para que podamos seguir adelante quizás tiene que existir este parón obligatorio. Y, por supuesto, lo que más me duele quizás sea que hermandades en las que antes había muchísima gente trabajando en determinados sectores, el más popular siempre es la priostía, se están viendo a veces bastante solos para poder hacer las cosas que nos dejan hacer, y que, pensándolo “con cabeza” son las que podemos hacer también.

- Dinos algo que, bajo tu punto de vista, se debería mejorar a la hora de vestir a las Vírgenes.

Respecto a las vestimentas yo creo que hubo una época en los años 80 en la que todo era muy exuberante: desde los polleros, las flores, la cera… En todas las hermandades había como una globalización, hoy en día, yo creo que cada hermandad está buscándose e intentando tener un estilo propio tanto de flores, cera, vestir, a la hora de preparar los repertorios musicales, a la hora de andar los pasos, de montar sus cultos… Creo que estamos en una época de especialización o de buscar la personalidad de cada cofradía. Lo que sí noto es una cierta tendencia a volver a mirar al pasado más lejano, como en el arte que hay una época o estilo muy rococó y después viene una época más clásica. Pero también depende del estilo de la hermandad donde está la imagen, del paso, de los bordados, de las coronas, de todo lo que conlleva la puesta en escena de la misma.

- ¿Y algo que haya mejorado respecto a las últimas décadas?

Yo creo que algo que ha mejorado mucho respecto de las últimas décadas, también influye el tema económico evidentemente, es que hace 20 o 30 años, había hermandades que tenían unos auténticos museos andantes en sus pasos procesionales, pero después de diario había ropitas muy normales, y algunas de escasa calidad. Y yo creo que las hermandades se han preocupado también de pensar en ese patrimonio que durante todo el año está expuesto en la iglesia. Si nos ponemos a ver con razón, la puesta en escena de la cofradía hoy en día es 8, 7, 12 horas en la calle, todo esto si no llueve o no hay una pandemia, con lo cual en el resto del año es cuando realmente está las imágenes, expuestos a la veneración de los fieles.

Entonces una vez que se han completado los pasos procesionales, ahora hay mucha mayor preocupación por el tema del ajuar de diario y también por el ajuar litúrgico: temas de casullas, custodias, etc. Se ha ampliado el campo y con lo cual hay muchos artesanos también que están trabajando y haciendo cosas diferentes.

- Recientemente has sido nombrado vestidor de la Virgen de la Hiniesta. ¿Qué significa para ti vestir a la Dolorosa de San Julián?

Para mí vestir a la Hiniesta significa vestir mi infancia. Yo he vivido la mayoría de mi vida al final de la Avenida de la Cruz Roja, y le tengo mucho cariño tanto por el barrio como por hermanos que conozco de toda la vida.
Lo primero que hice cuando se pusieron en contacto conmigo fue preguntar por su anterior vestidor, Manolo Ojeda, y me dijeron que Manolo se retiraba por motivos personales y familiares, y que el mismo Manolo Ojeda les había hablado de mí. Yo a Manolo no lo conocía, me habían dicho que era muy buena persona y un tío genial, pero no tenía la suerte de conocerlo. Y con el refuerzo de que él se iba, y que encima había hablado de mí, pues me sentí mucho más cómodo.
Me hablaron los priostes, después el Hermano Mayor, y una vez que se hizo el nombramiento, pues me cogió un poco sorprendido porque con el tema del Covid-19 se aceleró todo. Lo primero que hice fue llamarlo, hablar con él, y me dio su bendición. Estoy muy feliz.

- ¿Qué estilo consideras que debe llevar la Virgen de la Hiniesta?

El estilo que yo creo que le pega a la Virgen de la Hiniesta es el que creó Antonio Fernand para Ella, aunque tan Hiniesta es la de Antonio Fernand como la que Juan Manuel nos presentaba. Evidentemente, sería muy pretencioso por mi parte pensar que podría llegar a ese estilo, pero sí buscar y recrear. Y después, evidentemente, como cada uno tiene su mano, pues algo mío tendrá que notarse. Pero la idea es buscar todos los reportajes antiguos de Fernand, para encajarlo un poco en el estilo que él le creó a Ella; tanto la forma de vestirla de hebrea, como el tocado de bullones que lo creó para la Hiniesta… Es un reto muy bonito, un reto fuerte. Estoy con muchísimas ganas y dispuesto a poder disfrutar con Ella.

- Por último, parece que aún no hay propuestas en firme para la próxima Semana Santa, ¿qué propondría Antonio Bejarano para la Semana Santa del 2021?

Para la Semana Santa de 2021, al igual que siempre digo que si en unas Semana Santas “normales” bajo cualquier riesgo de lluvia yo prefiero quedarme en casa, por no exponer tanto el patrimonio personal como el patrimonio artístico, en este caso hay que tener mucha precaución y mucho cuidado, poder escuchar y razonar las propuestas que se nos hagan desde los profesionales del sector, y asumir lo que hay. No hay otra.

Este año nos ha cogido muy fuerte porque hacía casi un siglo que no había pandemia y a nosotros no nos había afectado, ni siquiera casi a nuestros abuelos, pero este año, el segundo, yo creo que nos lo vamos a tomar de otra forma.
Eso sí, cuando volvamos, que volvamos todos, será para poder disfrutar y poder engrandecer un poco más esta semana, que es simplemente el punto final a todo un año de celebraciones. El que realmente disfruta, vive, siente y cumple con su hermandad durante todo el año, el día de la salida, que evidentemente es uno de los más vistosos, se queda en uno de los más vistosos, y no en el único día de la hermandad.

EN UN MINUTO:

Antes de empezar, y como sé que las respuestas deben ser cortas y concisas, soy de los que dicen que entre el blanco y el negro hay muchos grises, así que no me gustaría responder con una sola cosa.

- Una Hermandad.

Todas de las que soy hermano, y las que cuentan conmigo para ayudar a engrandecer la belleza de su Virgen. Y por supuesto, una Hermandad que en cualquier momento te pueda sorprender en una calle, una esquina, una salida, una entrada… No puedo quedarme solo con una.

- Un Cristo.

El Cachorro.

- Una Virgen.

La Macarena.

- Un sitio para ver pasar a una cofradía.

Cualquiera en el que se unan mágicamente la marcha, los costaleros, las flores, la luz, o las sombras y que te encuentres en ese momento que te sorprende sin saber por qué. Y eso es lo atractivo también de la Semana Santa.

- Una banda.

No puedo quedarme con una. Pero podría decirte El Carmen de Salteras, La Oliva, Las Cigarreras… Todas.

- Una marcha.

Tengo dos: Coronación de la Macarena y Virgen del Valle.

- Un momento para recordar.

Cualquier momento que he vivido con mis padres viendo la Semana Santa, cualquier momento que pueda disfrutar con mi sobrina, y cualquier momento que uniendo todas esas cuestiones hacen que ese momento sea mágico. Increíble por supuesto la compañía, cuando vas con amigos y amigas que saben captar ese momento igual que lo estás captando tú. Eso es mágico.

Arriba!