Comienzan los 40 días de espera para la semana más especial de los cofrades

Cada vez queda menos para que el olor a incienso nuble las calles de la ciudad con ese aroma que tanto recuerdos transmite. La Cuaresma ya está aquí, y con ella, un nuevo tiempo de oración, promesa y devoción. Llegó el momento en el que lo verdaderamente esencial toma el papel protagonista en la vida de quienes no entienden el día a día sin hacer estación de penitencia.

La semana de pasión es tan extensa, que existen tantas maneras de vivirla como cofrades hay en la calle. En tan solo cuarenta días, llegará el momento de lanzarse a la calle para sentir y transmitir todo lo que el Señor nos quiso enseñar a lo largo de su pasión.

Nuestras imágenes son la manera de explicarle al mundo que Cristo es la resurrección y la vida eterna, y que su madre es el amor pleno que nunca lo abandona. Se acerca cada vez más, el momento de manifestar y defender nuestra fe, siempre teniendo de fondo la banda sonora de unos redobles de tambor y unos sones de corneta.

Jesús carga a sus hombros la cruz, y con ella todas las penas, preocupaciones y esperanzas de quienes ahora aguardan con nervios durante cuarenta días, la llegada de esa semana con aroma a incienso y romero. María ofrece pues un manto de consuelo en el que guarda cada oración, siendo este el gesto de amor más bonito de una madre.

Su santidad el Papa Francisco, quiso recibir este tiempo de cuaresma invitándonos a caminar juntos hacia la esperanza, haciéndonos ver que con el signo de las cenizas, iniciamos el camino de la Cuaresma con fe y esperanza, preparándonos para celebrar la Pascua, el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte.

La espera se acorta y la emoción crece, pues en el horizonte ya asoma la Semana Santa, ese tiempo sagrado en el que la devoción se hace palpable en cada calle, en cada mirada y en cada oración susurrada al cielo. Que esta Cuaresma nos ayude a reflexionar, a renovar nuestro espíritu y a vivir con auténtica entrega el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.