CRÓNICA | EL BARRIO DE CAPUCHINOS ES PROTAGONISTA EN LA CORONACIÓN DE LA DIVINA PASTORA

Las puertas abrieron a las 10:45, pero la cola de personas que pretendían entrar a la catedral empezó a formarse hacia más de una hora antes a lo largo de todo el Patio de los Naranjos y de la Calle Císter. Parecía que nadie quería perderse aquel momento.

Conforme entraban y se sentaban los invitados, un hombre vestido con un traje de pingüino y una corbata verde empezó a llorar de emoción, sin creerse que su Virgen de la Divina Pastora estuviese en el altar mayor de la catedral, y que en escasos minutos, tendría lugar su ceremonia de Coronación Canónica.

Solo quedaban diez minutos para empezar, y por la puerta entró Jesús, un miembro del grupo joven de la congregación pastoreña. “Vengo de la peluquería, he dormido tres horas en los últimos dos días” fueron sus palabras para después quedarse callado mirando la imagen de la Pastora con una sonrisa en la cara, de esas que pones cuando no puedes aguantar la emoción que sientes dentro.

A las 11:45 daba comienzo la ceremonia, y 38 minutos después, el Obispo de Málaga imponía la corona a la Divina Pastora de las Almas, mientas sonaban los gritos de “viva la Patrona de Capuchinos” y los aplausos de quienes, con lágrimas en los ojos, no podían creerse que hubiese llegado este momento tan especial. A las 13:00 terminaba la misa, pero lo mejor aun estaba por llegar.

Con los primeros acordes del Himno de Andalucía, la Pastora salía a las calles de Málaga para celebrar su coronación, junto a sus fieles y en dirección al Barrio de Capuchinos, ese en el que su figura significa tanto para los vecinos.

Calle Madre de Dios fue un momento clave para el recorrido, y uno de los acólitos previos al paso del trono de la señora se hizo notar por encima del resto, quedándose como uno de los personajes que se te graban a fuego en el corazón. Tras dar la curva y dejar la Plaza de la Merced a la espalda, una multitud de trípodes que sujetaban grandes cámaras se alzaron ante la imagen de la virgen. “Vamos bajando todos esos palos, que no le veo bien la cara a mi pastora” fueron las palabras textuales del cirial. A la mitad de la calle, miles de pétalos de todos los colores caían desde el cielo al paso de la recién coronada, pero el silencio de quienes presenciaban ese momento era lo más ruidoso de la escena. “Que suenen las campanas, que esta es la virgen de la alegría” quiso intervenir el fiel devoto sin perder la sonrisa de la cara.

La Divina Pastora llegó a Capuchinos, y no existe palabra más acorde para definir la entrada que grandiosa. Parecía que toda la ciudad había decidido subir hasta allí para no perderse ese momento. Malagueñas, verdiales, fuegos artificiales, vivas y pétalos de colores que dejaron prácticamente cubierto el montecillo verde en el que la Pastora descansaba junto a sus ovejas, son tan solo algunas de las cosas que hicieron de la llegada al barrio, un momento único.

El resto del recorrido transcurrió sin que se pudiese ver un solo rincón de acera. La Banda de Música del Maestro Eloy Garcia de la Archicofradía de la Expiración, sonaba más fuerte que nunca, anunciando que la Emperatriz de Capuchinos ya estaba coronada, y los vivas no cesaron pese a las casi nueve horas de procesión. La Divina Pastora volvió a su parroquia junto a sus fieles, que se envolvían en abrazos eternos y en lágrimas de emoción, orgullosos de todo lo que habían conseguido esa noche.

El 5 de octubre de 2024 pasará a la historia cofrade como el día en el que Málaga coronó a la imagen de la Divina Pastora de las Almas, además de ser el día en el que la congregación pastoreña le recordó a toda la ciudad, que los malagueños, no entienden la vida sin hacer estación de penitencia, sin el sonido de unos tambores o sin el coro de un “Viva la Divina Pastora de las Almas Coronada".

Blanca Ramos-Noguera