Buscador

Twitter

Facebook

Arte | El Buen Fin y el misterio que enamoró a Sevilla

El Penitente
Compartir Noticia
Arte | El Buen Fin y el misterio que enamoró a Sevilla

Sin lugar a dudas, estamos ante el estreno más impactante de la Semana Santa de este 2024. El anhelo y orgullo de los hermanos del Buen Fin, que han visto como su hermandad ha llegado a la excelencia artística con este nuevo misterio para su titular cristífero. El encargado de acometer este gran reto artístico no es otro que Darío Fernández Parra, imaginero que hasta este año no contaba con ninguna obra entre las cofradías que procesionan en Sevilla, y que ha dado un golpe en la mesa demostrando la gran y acreditada calidad artística que posee.

Un trabajo multidisciplinar de algo más de dos años de duración, en el que ha sido fundamental la participación de Jesús Corral Zambruno, asesor artístico y artífice de los imponentes altares de culto de la corporación del Miércoles Santo, así como la del taller de bordados de la hermandad y la de orfebrería Villarreal. Un impecable equipo de profesionales del arte sacro, con la indispensable labor de Darío Fernández al frente y que ha dado como resultado la excelencia en un misterio que ha hecho historia, enamorando a los cofrades sevillanos.

La composición, cargada de dinamismo, representa la entrega del escrito para descender al crucificado. La escenografía, en la que el titular sigue siendo el centro de la misma, genera un impacto importante sobre el devoto, que a través de elementos como las escaleras de Nicodemo o de José de Arimatea es conducido para dirigir su mirada hasta la imagen del Cristo del Buen Fin, talla de Sebastián Rodríguez de 1645.

Contemplando la escena se adivinan las dos partes que componen el misterio. La primera, protagonizada por un Nicodemo que, portando la escalera en diagonal, mira fijamente a los ojos del titular de la corporación del Miércoles Santo, cuya posición se ha adelantado en el paso. Le resbala una lágrima y según el imaginero, por su contacto visual con Jesús, simboliza la figura del devoto. La Magdalena, la otra protagonista de la escena (y de este 2024), por su parte se nos presenta arrodillada, mientras abraza la cruz. Es la primera imagen autómata de la Semana Santa de Sevilla, pues su brazo izquierdo se separa de la cruz, permitiendo el movimiento de bajada y subida del crucificado.

En la parte trasera, José de Arimatea recibe el documento de un soldado romano por el que Poncio Pilato le entrega el cuerpo de Cristo. El centurión recupera la coraza de Seco Velasco, adaptación a cargo del taller de Villarreal, quien se ha realizado además las aureolas que lucen el resto de imágenes secundarias.

De destacar son los ropajes, con un trabajo exquisito de bordado por parte del taller de la hermandad y que aportan un sabor decimonónico, al que también contribuye la excelente policromía de las imágenes, a semejanza de la del crucificado. Como si todo el conjunto hubiese sido creado en el siglo XVII, sobre un monte tallado, en el que aparecen elementos como la calavera de Adán, los dados, la túnica del Señor o el tarro con los ungüentos con los que amortajar el cuerpo de Cristo cuando sea descendido.

Se trata, sin duda, no solo del gran estreno de la Semana Santa de 2024, sino también de una de las mayores aportaciones al arte sacro del siglo XXI.

Texto: Juan Miguel Sánchez @juanmi_sanchez_
Foto: Gonzalo Lora @gonzalolora_foto

Compartir Noticia
Arriba!