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Arte | La recuperación de un icono: el primitivo manto de La Carretería

El Penitente
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Arte | La recuperación de un icono: el primitivo manto de La Carretería

El próximo 2029, a buen seguro será, un gran año para la Hermandad de La Carretería y el de la culminación, posiblemente, del gran reto del patrimonio cofradiero de esta década: la reproducción del manto original de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, que tristemente se perdió en el incendio fortuito de 1955 y que en su día fue considerada la mejor pieza bordada en Sevilla durante el siglo XIX. Un icono que la actual Junta de Gobierno quiere recuperar para el cuarto centenario de la Dolorosa. Del inicio de los trámites para la recuperación del primitivo manto, la cofradía del Viernes Santo informó a sus hermanos durante el Cabildo General de Cuentas celebrado el pasado 3 de febrero, encargando el proyecto a Gonzalo Navarro, quien desarrollará el dibujo de la reproducción de una pieza que es un anhelo para lo carreteros, una joya del bordado realizada en 1886.

Existen crónicas de la prensa nacional de la época, que se hicieron eco de su estreno, un tardío Viernes Santo, el 23 de abril de 1886. No es de extrañar porque aquellos ojos de entonces pudieron contemplar aquel conjunto al completo: manto, saya, palio y cubrefaldones. Todo a la vez. La Sevilla de entonces no estaba acostumbrada a esta fastuosidad en los bordados. Entre los comentarios publicados se citaban dos nombres, el de las Hermanas Antúnez, Josefa y Ana, en cuyo obrador se ejecutaron las piezas y sobre todo, el de Edmigio Serrano, autor del genuino diseño del manto, la pieza que más acaparó la atención.

De terciopelo azul de seda de Lyon, densa y asimétricamente bordado en oro y respondiendo a un estilo propio, que algunos erróneamente siguen llamando romántico y que impregna la cofradía del Arenal, tanto en el misterio como en el sobresaliente conjunto del palio. Los dibujos de Serrano para en manto de la dolorosa son una contestación del propio artista a las corrientes historicistas imperantes y que en los pasos procesionales se hacían visibles a través del neogótico y el neoclásico. Un periodo de transición que abandona las viejas fórmulas decimonónicas y que sirve de antesala al regionalismo que se adueñará de la ciudad décadas más tarde. Fruto de los desbordantes diseños de Serrano disfrutamos en la actualidad de piezas como manto de la Estrella, que en su día fuera propiedad de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, o la túnica de los cardos del Gran Poder.

El artista lleva la exaltación de la naturaleza a sus diseños, con la abundancia de enormes cardos, flores y elementos vegetales de imponente volumen, una característica que atesora el asimétrico manto de La Carretería. En aquellos momentos era muy habitual la asimetría en el eje central de estas piezas, pero en este caso, ese naturalismo se lleva a los extremos, de manera que las dos mitades de la pieza son diferentes, sin repetición alguna, lo que supuso una gran aportación a la Semana Santa. Sin condicionamiento alguno, totalmente libre y naturalista, como refiere Navarro, licenciado en Bellas Artes, en la especialidad de Conservación y Restauración y responsable de la difícil tarea de devolver a Sevilla esta añorada pieza. Dicha característica añade mayor dificultad a la tarea, pues han de lograrse referencias gráficas de las dos mitades del manto.

Para que la reproducción se acerque lo máximo posible a la obra desaparecida se han abordado varios aspectos en un informe histórico-artístico que el diseñador Gonzalo Navarro ha entregado a la corporación del Viernes Santo y que sirve de base para las dos fases del proyecto, como son la elaboración de los dibujos a escala y la ejecución material. Por un lado, conseguir una amplia documentación escrita y gráfica del manto, ardua labor de recopilación de datos y fotos desde que se estrenó la pieza hasta su pérdida. Recurriendo a archivos públicos, de la Hermandad y a colecciones privadas. En estas imágenes se advierte además una dificultad, ya que el manto tuvo dos intervenciones: la primera, de 1914 y la segunda, en 1955, meses antes del incendio. En ellas se perdió casi la mitad de las piezas que en su día componían el conjunto, por lo que llegó al final de sus días muy desfigurado.

El segundo se centra en los responsables de su autoría, las Antúnez y Serrano, de los que se ha tomado de referencia obras coetáneas de aquel manto. Ambos apellidos son clave en el último tercio de la centuria decimonónica y explican el cambio al que se estaba asistiendo en la producción de artes suntuarias en Sevilla. La obra de Edmigio Serrano supone un buen ejemplo.

Para el proyecto se están de calculando las medidas exactas del manto primitivo, mayores que las actuales. Con tal fin se prevé hacer pequeños ajustes. La Dolorosa irá en el lugar correcto, un poco más adelantada que ahora, se retrasará el pollero y se subirá la altura de la peana. Todo ello para conseguir, a partir de la documentación gráfica, las proporciones originales. Un proceso artístico y científico que obedece a una premisa que se dejó clara desde el principio: será el paso el que se adapte levemente a la reproducción del manto, nunca al revés. Una auténtica labor de arqueología para el mayor reto en el bordado sevillano de esta década.

Texto: Juan Miguel Sánchez @juanmi_sanchez_

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