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Historia | 1942: Una cofradía extinguida, una subasta y la llegada de la Virgen de la Angustia a Los Estudiantes

El Penitente
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Historia | 1942: Una cofradía extinguida, una subasta y la llegada de la Virgen de la Angustia a Los Estudiantes

Este 2024 será un año de excepción en la Lonja de la Universidad. Su cofradía, la Hermandad de los Estudiantes, cumple cien años de vida y lo celebrará tal y como merece la ocasión, con una serie de actos extraordinarios de culto externo autorizados por Palacio, a través de D. Miguel Vázquez Lombo, para conmemorar esta efeméride, protagonizados por la imagen del Cristo de la Buena Muerte. Si bien la imagen que tallara Juan de Mesa en el año 1620 ha acompañado a la hermandad desde sus inicios, no sucede lo mismo con su bellísima titular mariana. La dolorosa llegó desde San Isidoro para sustituir a una antigua talla de Bidón, de escaso mérito artístico. Antes, la hermandad también pujó por otra talla atribuida a Martínez Montañés propiedad de la Quinta Angustia. Hoy nadie duda de esta dolorosa de Astorga, perfectamente asentada en esta cofradía que la quiere tanto que ha hecho una copia para no perderla nunca. Pero esto no siempre fue así.

La advocación llega con anterioridad a la talla que hoy conocemos como la Virgen de la Angustia. Antes de la obra de Bidón, la junta de gobierno de, la entonces joven, Hermandad de Los Estudiantes, hizo gestiones con la Quinta Angustia para hacerse con una talla que poseen los de La Magdalena y que está atribuida a Montañés. Un trato que no llega a realizarse, según figura en las actas de la hermandad universitaria, porque no se ponen de acuerdo en el precio. Finalmente, la obra se encarga al escultor sevillano Antonio Bidón Villa, hermano de la corporación y que ya había hecho los cuatro evangelistas para el paso del Señor, alentado por el prioste de la época Heliodoro Sancho Corbacho. En el contrato con el autor, de junio de 1930, leemos que “se debería llevar a cabo de forma gratuita un rostro y manos de tristeza de Nuestra Señora de madera de cedro y tamaño natural a mi costa. Con la mirada elevada al cielo en toda perfección, y hecho el encarnado de la Imagen por mi mano”. El cardenal Ilundain la bendice en la cuaresma del año siguiente y se mantiene como titular hasta el año 1942. La imagen de la dolorosa nunca llegará a procesionar. El mismo hermano mayor Jesús Resa, en la carta dirigida a los hermanos ese mismo año “no producía esa emoción interior, ya fuera individual o colectivo, que surge de la contemplación devota de la Imagen”. Tristemente era una imagen que no tenía tirón. Se regaló a la parroquia del Sagrado Corazón de Bezana, en Burgos, donde vive su exilio en la actualidad siendo venerada bajo la advocación de los Dolores.

Es entonces, en aquel verano del cuarenta y dos, cuando el historiador y cofrade José Hernández Díaz alerta a la hermandad de Los Estudiantes de la existencia de una talla, de enorme valor artístico, en la parroquia de San Isidoro, atribuida a Astorga y que perteneció a la cofradía extinguida del Despedimiento. Las hermandades desaparecidas son una constante fuente de atractivos para el sevillano en general, y el cofrade en particular. Una romántica fascinación y en ocasiones, una herencia patrimonial de incalculable valor. La del Despedimiento es un claro ejemplo. Fruto de la fusión de otras tres corporaciones, “La Hermandad de la Despedida que hizo Nuestro Señor Jesucristo de su Madre antes de Padecer” o de “Los Pescadores”, con ese titulo tan sugerente hizo estación de penitencia hasta 1818, teniéndose constancia de una languideciente vida e intentos de reorganización hasta 1851, ultima fecha en la que existen testimonios de su existencia. La causa principal de la ruina de la misma fue el litigio que mantuvo con los vendedores de pescado, que dejan de pagar el impuesto a la hermandad. Los gastos que ocasionó el contencioso, que termina perdiendo la cofradía, los obliga a vender gran parte de su patrimonio, del que nos llega su titular mariana, que por el entonces era del Dulce Nombre.

Aquel 1942, según consta en diferentes conversaciones reflejadas en las actas de Cabildo, Los Estudiantes asisten a una “encarecida subasta, donde se encuentran otra hermandad muy interesada en adquirirla”. Y con ella se puja. No era otra que la trianera de San Gonzalo. Finalmente, la corporación del Martes Santos se hace con la talla por 2.500 pesetas y un acuerdo con el párroco de la Costanilla, que era depositario de la imagen. La imagen es sufragada con las donaciones de los hermanos. “Dentro de la hermandad hubo mucha controversia a la hora de adquirir la imagen. El Cristo tiene la máxima devoción y había gente reacia a que llegara” recuerda Jesús Resa a través de diferentes testimonios. La talla se bendice el 22 de noviembre de 1942 y aunque las actuales pertenencias de la Virgen de la Angustia se han ido enriqueciendo con el paso de los años, en aquel entonces, la talla llegó a la iglesia de la Anunciación con la única vestimenta que tenía en San Isidoro y con una corona de metal plateado que, al cabo de tres años, el cura de esta última parroquia reclamó porque no estaba incluida en el trato.

La talla ha pasado por diferentes intervenciones. Una primera en 1944 por José Rivera García, que volvió a retocarla en 1951 cuando le repone las pestañas con pelo de malta. En 1981 Rircardo Comas le coloca de nuevo un juego de pestañas y lágrimas. Es en 1985 cuando Luis Álvarez Duarte le reconstruye el ojo derecho , le coloca pestañas nuevas, le quita unos repintes existentes en la parte del nacimiento del pelo y frente, realizándole un nuevo candelero y le interviene el busto. Existe una circunstancia curiosa en esta extraordinaria dolorosa, la Virgen de la Angustia no siempre tuvo lágrimas. Las presentaba o no según modas. En cada intervención de las nombradas se retiraban o se ponían, de ahí nos hayan llegado diferentes fotografías con o sin lágrimas. Es el mismo Duarte quien, en 1986, se las añade definitivamente en una penúltima intervención. En 2013, el profesor Arquillo realiza una limpieza integral de la imagen, consolida su estructura sustituyéndole el candelero. Esta fue una de las restauraciones más importantes que ha experimentado la imagen; “…hasta entonces hubo un grupo de hermanos que recupera el debate sobre si habría que eliminar o no las lágrimas del rostro de la Virgen de la Angustia” recuerda el hermano mayor. Se le hicieron pruebas de pigmentación y no había detalle alguno sobre la autoría. Pero esta virgen de rostro aniñado y con claros rasgos de Astorga se le puede considerar prima hermana de la Esperanza trinitaria o de las Marías del misterios del Duelo del Santo Entierro, que sí están documentadas. La Virgen de la Angustia está catalogada dentro de las obras ejecutadas por el artista de Archidona por el profesor José Roda Peña.

Y como muestra de amor, una copia. No es la única reproducción que existe de una titular mariana, aunque sí una de las pocas con las que se ha usado esta técnica. La Virgen de la Angustia cuenta con una copia exacta hecha en silicona y que se atesora en una caja fuerte de la hermandad. La reproducción la hacen dos profesores de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla. Los miembros de junta responsables recuerdan que pasaron malos ratos durante el proceso de reproducción: “Rezando todo lo que sabíamos para que todo salga bien… y para que no nos tuviéramos que ir a vivir a Bulgaria”, recuerdan ahora ya con cierta sonrisa en los labios. Quienes han tenido la suerte de verla dicen, que es muy hermosa, como si la Virgen de la Angustia estuviera hecha en mármol blanco... Todo siempre es poco, cuando se trata del cuidado de una madre.

Texto: Juan Miguel Sánchez @juanmi_sanchez_

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