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Historia | 1879: De San Jacinto al Cachorro, cuando La Esperanza fue la Virgen del Patrocinio

El Penitente
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Historia | 1879: De San Jacinto al Cachorro, cuando La Esperanza fue la Virgen del Patrocinio

Si volvemos la mirada al 2023, del que en estos días exprimimos sus últimas horas, podemos decir, sin lugar a dudas, que éste ha sido el año de El Cachorro. La excelencia en sus dos salidas extraordinarias y un Santo Entierro Grande para la historia demuestran, una vez más, la exquisitez del buen hacer de la hermandad trianera. Una oportunidad, además, para navegar en la dilatada historia de la corporación y en concreto en la de su titular mariana, la Virgen del Patrocinio, la cual esconde un interesante capítulo.

Hasta cuatro son las imágenes de dolorosas conocidas que han procesionado tras el imponente crucificado que tallara Francisco Antonio Ruiz Gijón: la realizada por Cristóbal Ramos alrededor de 1750 cuando los hermanos deciden añadir al carácter letífico de su titular uno penitencial, la que se perdió en el incendio del 73 que sustituyó a la de Ramos en 1921 con tal finura de rostro que pronto fue conocida como "La Señorita de Triana", la actual de Luis Alvarez Duarte del mismo 1973 y en cuyo pecho se guardan las cenizas de la anterior dolorosa del Patrocinio... y La Esperanza de Triana.

Y es que el pasado de nuestras cofradías atesora sucesos y acontecimientos que vistos desde los ojos del presente despiertan una lógica incredulidad, siendo éste un claro ejemplo. La sombra de la leyenda ha acompañado siempre al hecho histórico de que Nuestra Señora de la Esperanza de Triana hizo las veces de Nuestra Madre y Señora del Patrocinio tras estar olvidada en unas dependencias parroquiales. Pero desde luego, los documentos y estudios sobre esos años nos afirman que estamos ante una historia real. Así lo demuestran, tanto la foto del francés Lucien Levy, conocida, aunque poco difundida y que ilustra estas líneas, así como aquello que Vicente Acosta contó en su libro sobre la Esperanza de Triana del año 2009 o lo publicado por José Gámez Martín junto a Soledad J. Barrera en el Boletín de las Cofradías el mismo año. El testimonio apareció por vez primera en 1988 en el libro «Sevilla. Imágenes de hace cien años» editado por Equipo 28. La foto está tomada en una calle Castilla sin asfaltar, a la altura de la Ronda de Triana, donde cuentan las crónicas que tanto polvo cogían los pasos en la calle, que, al llegar al Altozano, la cofradía tenía que limpiarlos con un plumero.

Estamos en la Sevilla de 1879, que rondaba por aquel entonces los 100.000 habitantes, siendo la tercera ciudad tras las dos grandes capitales, Madrid y Barcelona. Son los años de Manuel de la Puente y Pellón al frente del Consistorio, aquel que logró traer el "agua de los ingleses" y mejoró los alcantarillados. Aquel que fue premiado por sus hitos danto nombre a una céntrica calle masificada de locales comerciales. También son los años de la estancia en San Telmo de los Duques de Montpensier, cuya hija, María de las Mercedes, había fallecido en 1878, enviudando al rey Alfonso y dejando para la eternidad, ya se sabe, aquello de "Dónde vas Alfonso XII, dónde vas, triste de ti...".

La Semana Santa de aquel año era una Semana Santa efervescente, con hermandades que comenzaban a superar la crisis ocasionada por los vaivenes de aquellos años, con nuevas cofradías como Las Penas, fundada en 1875 o con refundaciones de otras que habían estado aletargadas como la Hiniesta en 1879, con la revitalización del Santo Entierro o con el comienzo del concepto de la Semana Santa como algo que podría atraer visitantes y explotar para el turismo. Aquel 1879 el Domingo de Ramos cayó en 6 de abril, y fue el último año en el que el tradicional Cabildo de Toma de Horas se celebró en Martes Santo, pasando al propio Domingo de Ramos al año siguiente. Un año inestable en cuanto a la meteorología, en el que la lluvia se hizo presente en las primeras jornadas de la semana, pero permitiendo la salida de las las cofradías del Jueves, Madrugada y Viernes Santo que hicieron su estación de penitencia con normalidad, exceptuando dos que no lo hicieron, Los Gitanos y La Esperanza de Triana.

En el siglo XIX, la hermandad de la calle Pureza sufrió los efectos de la Revolución Gloriosa, con la incautación de su capilla, viéndose obligada a trasladarse a la Parroquia de San Jacinto donde vivió postrada en el olvido. Este hecho sumió a la corporación en un periodo de decaimiento del que salió en 1889 cuando volvió a realizar su salida penitencial tras treinta y dos años sin hacerlo. Disuelta la corporación, la Virgen de la Esperanza de Triana fue guardada en las dependencias de la Iglesia. Fue entonces, cuando Carlos Astolfi, Mayordomo del Cachorro, recogió a la imagen para que saliera en la Semana Santa de 1879 como Virgen del Patrocinio.

Astolfi mantenía una estrecha amistad con don Eusebio Ortega y Maestre, sacerdote de San Jacinto. Este lazo permitió al Mayordomo solicitar la imagen de la Virgen de la Esperanza para vestirla y que recibiera culto cuando reabrieran su parroquia, que por entonces se encontraba en obras. Tras aceptar Maestre la proposición, dada la inminente apertura del templo, la imagen fue llevada al domicilio de Don Carlos, donde coincidió con la talla de la Virgen del Patrocinio. Aprovechando este encuentro, el Mayordomo pidió al escultor Ángel López su opinión sobre cuál de las dos dolorosas ostentaba más calidad artística. El escultor, confirmó que la dolorosa de las Tres Caídas presentaba más calidad frente a la del Cachorro y la decisión de Ángel López hizo que Astolfi llevara a la Esperanza de Triana a presidir cultos y salidas procesionales junto al Cristo de la Expiración, siendo la dolorosa del Patrocinio de Cristóbal Ramos la que llegara en su lugar, cuando el párroco reclamó la imagen de la Virgen.

Según la documentación podemos entender que Nuestra Señora de la Esperanza de Triana salió como Virgen del Patrocinio hasta 1889, fecha de la primera salida de la reorganizada Hermandad de las Tres Caídas. Una década en la que nadie se ocupó de denunciar la suplantación de la imagen hasta ese momento, cuando un grupo de hermanos decidieron reorganizar la actual cofradía de la Capilla de Los Marineros.


Texto: Juan Miguel Sánchez @juanmi_sanchez_
Fotografía: Lucien L

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