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La Virgen de la Antigua y el arte Namban japonés

El Penitente
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La Virgen de la Antigua y el arte Namban japonés

Sevilla, ciudad mariana como bien indica su escudo de armas desde 1946, mariana como así lo muestra el amor de sus habitantes a las distintas advocaciones de la santísima Virgen, algunas incluso, traspasando fronteras y océanos. ¿Quién duda de la incalculable devoción que genera la Esperanza Macarena o de Triana? Patrocinio, Estrella, Trinidad, Amargura, Aguas del Museo, Mercedes, Paz o Dolores del Cerro son varios ejemplos de imágenes que van más allá de una salida procesional, y su nombre recorre los distintos puntos del mapa, incluso este que escribe, fotografió un azulejo de la Virgen del Rosario de Montesión en pleno corazón de la isla de Gran Canaria. Sin embargo, esta ciudad posee otras advocaciones que, si bien en su día gozaron de gran devoción, hoy día pasan desapercibidos por muchos cofrades. En Cristo, tenemos el ejemplo del Santo Crucifijo de San Agustín, cuya imagen primitiva desapareció en los incendios de 1936 después de siglos de rezos para pedir por la protección en pandemias y epidemias. O la advocación que hoy nos trae aquí: La Virgen de la Antigua.

Según cuenta la leyenda, un ángel, en una escaramuza del Rey San Fernando al interior de la ciudad mientras ésta se encontraba sitiada por los cristianos, mostró al monarca una imagen en el interior de un muro de la mezquita principal que se volvió transparente para observarla. Se trataba de un cuadro de la Virgen de la Antigua situada allí siglos antes. Días después, Fernando III de Castilla “El Santo” entraba triunfante en la ciudad. La devoción a la Virgen de la Antigua se hizo fuerte en Sevilla y tanto es así, que llegó a tener su propia cofradía con una imagen realizada por Pedro Roldán en 1660, la Hermandad de la Antigua, Siete Dolores y Compasión, residiendo en la capilla que hoy día ocupa la hermandad de Montserrat. Su paso de palio era el que todos los Jueves Santo cobija a la Virgen del Valle a excepción de este 2022, que se encuentra en las instalaciones del IAPH (Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico) sometiéndose a una profunda restauración. En la actualidad, esta imagen se encuentra en la Iglesia de Santiago ante la mirada de los pocos fieles que aún la reconocen. Pero, ¿qué conexión encontramos entre la Virgen de la Antigua y el arte Namban japonés? ¿Cómo dos culturas totalmente opuestas coinciden en torno a esta advocación?

El arte Namban, o de los bárbaros del sur, nace en Japón en el siglo XVI a causa del contacto con los comerciantes y misioneros portugueses. Son los jesuitas del país vecino los que introducen en la tierra del sol naciente a la Virgen de la Antigua en forma de icono, y tras ellos, los españoles. Los ilustradores japoneses, interesados en la técnica occidental, comparten opiniones e ideas con los artistas jesuitas, los cuales, crearán escuelas y seminarios donde nace el arte Namban que, según Ángel José Hidalgo Garrido, “es un estilo adoptado por artistas japoneses que se dedican a ilustrar iconos religiosos cristianos, vírgenes, cristos, santas y santos en sus diferentes representaciones, etc.”

Sin embargo, el Japón feudal del clan Tokugawa, prohíbe la religión cristiana y ello lleva a la destrucción de la gran mayoría de obras de arte religioso. Pocos ejemplos son los que podemos encontrarnos hoy día si nos desplazamos al país nipón. María y los Quince Misterios del Rosario de la universidad de Kyoto, una pintura de principios del siglo XVII, es un claro ejemplo de lo que aquí se expone. O el grabado que ilustra este texto, la Virgen de la Antigua de la Catedral de Oura.

La Virgen de la Antigua recorrió en barco los miles de kilómetros que separan la península ibérica de las islas japoneses, incluso llegó a caer en Latinoamérica donde hoy día es patrona de Panamá. Con esta publicación, queremos despedir el mes de María, con un amplio contenido dedicado a las dolorosas sevillanas y con un innumerable número de publicaciones con datos curiosos en cada una de ellas.

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